Entre Punta Arenas y Puerto Williams, capital de la provincia Antártica Chilena y de la comuna de Cabo de Hornos -más conocido como el cabo del fin del mundo- el viaje es de 40 minutos en una avioneta para seis pasajeros, en la cual el 14 de abril viajaban sólo tres, debido a las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia del Covid-19. Uno de ellos era Mariela Valdebenito Díaz (40 años, ingeniera agropecuaria, madre de dos niños de 7 y 5 años), quien iba con la misión de censar a los productores agropecuarios y forestales de la comuna, situados en la Isla Navarino, al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Antes de subir a la avioneta tuvo que hacerse su examen PCR negativo, ya que para ingresar a la comuna había una barrera sanitaria, porque es territorio libre de coronavirus.
La comuna de Cabo de Hornos tiene 15.579 km2 y una población de algo más de 2.200 habitantes, los que se concentran en la Isla de Navarino, principalmente en la localidad de Puerto Williams. Y es en esta isla donde se encuentran también las 250 mil hectáreas de terrenos agrícolas y forestales de esta comuna del fin del mundo, la que cierra el extremo sur del continente americano.
Llegando a Puerto Williams, Mariela Valdebenito se reunió con el gobernador de la provincia Antártica Chilena, quien le facilitó una oficina para entrevistar a los productores en la Gobernación, y con los jefes locales del SAG, Conaf y de Indap, servicios dependientes del Ministerio de Agricultura, para coordinar las salidas diarias a censar.
“La organización y coordinación previa que realizaron el director regional del INE Magallanes y el coordinador operativo regional fueron claves para el trabajo en terreno, lo que me permitió censar a los productores de toda la isla en siete días”, señala.
Muchos de ellos viven en Puerto Williams, especialmente los que tienen manejo de predios forestales, por lo que a varios los encuestó en la oficina que le facilitó la gobernación o si lo preferían, los iba a visitar a sus casas en el sector urbano.
Destaca que con el clima tuvieron suerte ya que la temperatura bordeó todos los días los 14 grados Celsius, “lo que es como si fuera verano”, aclara Mariela. “Todos decían que el invierno se había atrasado. La primera nieve en la zona cayó recién en mayo”.
Mariela Valdebenito entró a trabajar al Censo Agropecuario y Forestal el 1 de febrero del presente año, habiendo postulado al cargo de capacitadora. Durante febrero participó en el programa de preparación de los capacitadores, que se realizó online, y a comienzos de marzo le correspondió capacitar a los supervisores y recolectores del proyecto en la Región de Magallanes, un total de 17 personas.
Sabía desde un inicio que una vez finalizadas las capacitaciones le podía tocar hacer levantamiento presencial en zonas aisladas de la región, entre ellas también en Cabo de Hornos. Eso no le preocupó, ya que conocía Puerto Williams y la Isla Navarino por los nueve años que trabajó en la Subsecretaría de Pesca. También se había desempeñado en los últimos dos a tres años como coordinadora de Indap para un convenio del programa agricultura familiar campesina, gracias a lo cual ubicaba a cerca de 500 de los pequeños agricultores de la región que eran usuarios. Cuando éste convenio finalizó, postuló al Censo Agropecuario y Forestal, desempeñándose primero como capacitadora, después como recolectora, y a comienzo de mayo asumió como supervisora del equipo de recolectores de Tierra del Fuego. En materia censal contaba con la experiencia de haber participado, como estudiante universitaria, en el precenso del último Censo de Población y Vivienda.
Respecto de la participación de los productores de Cabo de Hornos en el Censo Agropecuario y Forestal, la ingeniera agropecuaria de Universidad de Magallanes detalla “La aceptación fue de un 100%. Todas las personas tenían una muy buena disposición a responder”.
El levantamiento censal en el fin del mundo finalizó el 22 de abril pasado, cuando Mariela volvió a Punta Arenas. Su apreciación es que pese a la sensación de lejanía que se percibe en esta zona, lo alto de los precios y lo rudo del clima, los productores no se cambiarían a otros lugares en que quizás la vida sería más fácil. “Hacen Patria en Cabo de Hornos con una mirada bastante optimista sobre el futuro, ya que han visto progresar a Puerto Williams y hoy tienen acceso a más servicios que hace diez años. Conocen los beneficios de políticas públicas bien informadas y dirigidas”.